Muchos grupos juveniles manifiestan sus ideales, sus ilusiones y frustraciones mediante inscripciones que pintan en el paredón de su barrio. Son los graffitis que ganan la calle como grito de los jóvenes para expresar resistencia, disputa y transgresión. El graffiti -una adaptación del italiano del término “pintada”- es una representación de identidades que le ofrece a la ciudad fuertes contenidos políticos, culturales y sociales, y una gran capacidad expresiva mediante colores, íconos y símbolos. Los jóvenes, de este modo, buscan demarcar su territorio, cambiar la fisonomía de un sitio y dar cuenta de su pertenencia, imprimiendo lógicas y mecanismos.
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